SONIDOS EXTRAÑOS: CAPÍTULO 2
[Continuación de "Sonidos extraños", capítulo 1]
Estaba aterrorizada. La llama me miró y me dijo.
- No tengas miedo, no quería asustarte; pensaba que no había nadie en casa.
- ¿Habías salido más veces?
- Bueno, es una larga historia…
De
pronto, empezó a oler a quemado… ¡era la tortilla!
Corrí
a apagar el fuego; por suerte no pasó nada. Justo entonces entró mi padre por
la puerta. Se quedó impresionado, aquella escena donde la sartén echaba humo y
la llama estaba mirándome era espectacular.
Todos estábamos sentados en el sofá del salón, en corro. Mi padre empezó a explicar:
- Siento que te hayas enterado de este modo. Mejor te lo cuento desde el principio:
“Cuando
tu madre y yo nos casamos, empezamos a trabajar juntos en la universidad. Unos
meses después, hicimos un experimento en casa para hacerlo frente a mis
alumnos, pero primero teníamos que probarlo. Como ya sabrás, el experimento
salió fallido. Empezó a salir humo. Tú no te enteraste porque estabas en el
campamento del colegio, pero tu hermano sí. Nos fuimos corriendo de la casa y
empezó a salir una especie de humo morado de la chimenea, estuvo así como unos
10 minutos. Cuando pasó entramos a la casa, y era como si no hubiese pasado
nada; pero en el sótano… ¡estaba lleno de pequeñas llamas! Resplandecían ante
nosotros. No sabíamos qué hacer, pero a tu madre se le ocurrió una idea: ¿y si
las juntamos? Empezamos a tocarlas uniendo unas con otras, formando figuras.
¡Era increíble! ¡Un sueño hecho realidad! Cada vez que tocábamos una llama,
aparecían otras tres. La gente de la calle empezaba a asustarse por el humo”.
Mi padre hablaba y hablaba, pero yo no tenía ni idea de lo que me estaba contando; estaba paralizada, inmóvil y casi sin respiración. No podía creer que mi familia me hubiera ocultado esto durante un año entero.
-Espera, papá, ¿me estás diciendo que esto que estoy viendo es un experimento fallido? ¿Que sabe hablar y me lo habéis ocultado cada día? – Pregunté enfadada, señalando a la llama.
Lo siento, pero no teníamos opción. Deja que termine la historia: “El director de la universidad llamó a la puerta, ¡no me había acordado! Le dije que viniera a casa para enseñarle el experimento, que iba a salir genial. Siento que te hayas enterado así, pero no podíamos sacarlo a la luz”.
Paula P.
Comentarios
Publicar un comentario