SEGUNDO PREMIO RELATOS- EL ATEO Y LOS DOS CRISTIANOS (MARTA RAMÍREZ, 1ºB ESO)
Era
un viernes normal cuando Mateo, Juan y Judas quedaron para verse en el centro
comercial y jugar un rato a las maquinitas. Un viernes como cualquier otro,
solo que esta vez la conversación de los tres amigos se centró en la Navidad y
en la forma que tendrían de festejarla. Mateo y Juan sabían que irían con su familia y
amigos a la Misa del Gallo, el día 24. Sin embargo, a pesar de que Judas no
creía en cuestiones religiosas por considerarse ateo, decidieron invitarle. Finalmente,
y tras una larga discusión, Judas aceptó ir con ellos a la misa del Gallo, con
la condición de que luego irían de fiesta a casa de Mateo todos juntos.
El
día de la celebración llegó y los tres amigos se reunieron en la plaza de su barrio
para ir juntos a la misa. Todos ellos iban muy arreglados, con sus mejores
trajes, ya que la ocasión así lo requería. Por el camino los tres amigos iban conversando
de lo que harían tras la Misa. Al entrar a la iglesia, Judas quedó fascinado al
ver los hermosos frescos que había dibujadas en el techo y sin darse cuenta
quedó totalmente sorprendido al escuchar al sacerdote hablar de lo acontecido
en Belén…
Pero
de repente algo llamó la atención de los tres amigos. Se fijaron en la ventana y
observaron como una sombra corpulenta caía del cielo. Rápidamente decidieron escabullirse
de la iglesia para ver que había ocurrido. Cuando llegaron al exterior vieron
como un hombre se había caído de un camello…. ¿Cómo podía haber un camello en
nuestra ciudad? Se cuestionaron los tres muchachos. Atónitos vieron que podría
tratarse de un Rey Mago, que por su aspecto sospechaban que fuese el Rey
Baltasar, seguidamente pudieron descubrir a los otros dos reyes: Melchor y
Gaspar.
En
ese momento se dieron cuenta que no estaban en Córdoba y que la iglesia había
desaparecido, en su lugar se encontraban en un descampado lleno de pastores,
rebaños de ovejas… ¿Se trataría de Belén? Los tres amigos no podían creerse lo
que les estaba sucediendo y tras el impacto inicial decidieron ayudar a los
Reyes Magos. Estos les comentaron que tenían un gran problema, era el día de
Navidad, debían adorar al niño que acababa de nacer, pero se habían
desorientado y no alcanzaban a ver la Estrella de Belén.
Los
tres amigos son daban crédito a lo que estaba ocurriendo, y con la boca aún
abierta se miraron los tres, ¿enserio estaban los tres reyes magos justo
delante suya?
Tras
la explicación de los Reyes Magos, Mateo y Juan no dudaron en ayudarles. No
obstante Judas, ya que no estaba tan convencido porque creía que eran
alucinaciones suyas. Pero algo en él le decía que debían ir con ellos.
Tras
una larga y extensa discusión, todos aceptaron ayudar, a lo que Juan propuso pedir
ayuda a los pastores para que les indicara el camino a seguir y así encontrar
la Estrella de Belén. Durante el largo camino, Judas preguntó a Melchor por
Jesús, el niño que acababa de nacer, y él le comentó que un día antes de que
naciera el niño, soñó con un hombre de aspecto desaliñado, pero con un rostro amable
que desprendía amor y que ayudaba a los demás, sobre todo a los necesitados, a
enfermos y a las mujeres; transmitía paz, y aunque en su sueño el final de ese
hombre no fue un final deseable para una persona que muestra tanto amor al
prójimo, Melchor pensaba que era el acto de amor más puro y sincero jamás visto
en la historia.
- ¿Y
sabes Judas por qué voy a adorar y a llevarle unos presentes a ese recién
nacido? – Explica Melchor - Porque comprendí que el hombre desaliñado de mi
sueño es Él.
Judas
comenzó a ver la figura de Jesucristo como alguien bueno y cariñoso, como un
hermano, y a no entender la religión como algo puramente místico, sino que
tiene un mensaje de amor.
Tras
esa revelación de los Reyes a Judas, se oyó decir a Judas: ¡Yo creo! Y de
manera instantánea volvieron a aparecer los tres amigos en la iglesia. Mateo y Juan le preguntaron a Judas si le
había gustado la Misa. Entonces Judas comprendió que todo había sido un sueño y
respondiendo a sus amigos dijo: Ya creo que me ha gustado, ¡CLARO QUE CREO!
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