MI MUNDO VIRTUAL
Mi corazón se encogió al entrar en aquella calle. Era siniestra y oscura, con los típicos contenedores sucios y oxidados y las paredes llenas de ladrillos rojizos. Parecía no tener fin, ya que no había ni una sola luz encendida. Lo único que recordaba era que alguien o algo me perseguía, como un punto negro y que me metí en aquella callejuela para respirar un poco, aunque después de reflexionar, pensé que no había sido una buena idea. Aquella calle me transmitía que algo malo iba a pasar. Tenía miedo de salir, ¿y si me volvía a encontrar con el punto negro? Pero también de entrar, así que empecé a andar muy despacio, casi sollozando. A cada paso que daba, más miedo y angustia tenía. Empecé a apretar el paso y, de pronto, vi un punto blanco que estaba muy lejos de mí, pero que cada vez se iba haciendo más grande. Al instante, me envolvió completamente. Por un momento pensé que había muerto y que no podría volver a ver el mundo, a mi familia, a mis amigos, por el simple hecho de que un inútil punto negro me perseguía. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, estaba otra vez en la calentita y dulce hoguera de mi querida familia, con las nubes casi derretidas y crujientes haciéndose al cálido fuego. No entendía nada, ni mi familia tampoco, me di cuenta de que a mis padres también les había ocurrido lo mismo que a mí.
Posteriormente, alguien me tocó el hombro y me preguntó: -¿Le gustan?-, en ese momento me quité las gafas virtuales y,…Bueno, ya sabéis lo que habría pasado.
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