UN NUEVO PROYECTO (CAPÍTULO I)
Otra vez de vuelta a la rutina de
siempre… Levantarme a las 6:00, lavarme los dientes, ponerme la ropa elegante (la mayoría regalos de mi madre) y tomarme ese café caliente que daba vueltas
calentándose en el microondas.
Continuará...
Suli
Salí a la terraza, mirando hacia la brisa del
río, recapacitaba en lo que iba a hacer ese día. Tocaba ir a trabajar, salí con
paso ligero hacia la universidad de Córdoba. De camino me encontré a Helena, la
vecina de la puerta de al lado, que me miró y sonrojado la saludé.
Llegué a
mi destino y allí estaba mi odiado jefe esperándome con una gran cantidad de
trabajos de fin de grado, la verdad estuve un buen rato sentado en mi silla sin
saber qué hacer. Estaba cansado, hasta que reaccioné. Fui hacia el pasillo
donde se encontraba su despacho y metros antes de llegar reflexioné: no quería
quedarme sin el puesto de trabajo que tanto había luchado para obtener. Sabia
que en el futuro me arrepentiría pero tenia que hacerlo. Entré dando un brusco
manotazo a la puerta que tenía un aspecto antiguo con hierros oxidados y aspecto bronceado.
- Hola Cristian, venía a
comentarte que no estoy contento con mi situación actual. Dije asustado.
- No me importa Roberto, aquí
estas para cumplir tus horarios y... ¡si no te gusta te aguantas! Dijo con voz
clara.
En ese momento, se me cayó el
alma al suelo ya que nunca lo había visto tan contrariado.
Al fin salí del trabajo, una
tarde desesperante para mí pero pensé en la vecina de al lado, esa muchacha
pecosa y tan risueña que de vez en cuando me alegraba las mañanas. Helena me
comentó hacía tiempo su idea del proyecto que estaba contemplando hacer. La
tristeza para ella es que no encontraba gente con ganas de trabajar y con
ilusión; entonces ese mismo día crucé la calle para llegar a su casa y…
-Hola Helena, quería decirte que… ¿cómo te ha ido el día? ¿Cómo estás? ...
-Muy bien Roberto, ¿y a ti? En ese instante me envalentoné a
hacerlo y se lo dije…
- Bueno tuve un pequeño problema,
pero sin mucha importancia…La verdad venía para decirte que quiero empezar el proyecto contigo.
Ella se quedó paralizada pero a
la vez un tanto preocupada.
-¡Oh! no me esperaba esto, Roberto, ¿qué ha
pasado?
-Una pelea con mi jefe, llevo
tiempo pensando si dejarlo… y por eso estoy aquí.
Helena me miró y le salió una
pequeña carcajada. -¡Encantada! ¡Será un proyecto muy emocionante!
Justo la mañana siguiente fui
hacia mi trabajo y acudí a su oficina:
-Buenos días, dimito. Dijo Roberto con
voz tangente. Fue entonces cuando Cristian empezó a replantearse las cosas
-
¿Cómo? ¿Que dimites…? ¿Lo has pensado bien? dijo asustado.
-Sí ha sido una decisión muy
meditada pero hasta aquí he llegado.
Entonces me fui dando un fuerte
portazo y llegué a casa de Helena.
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