POEMA EN BLANCO 24

Mi temblorosa mano, acariciando su rostro, 

en aquella noche de diciembre, 

sentía mi canal respiratorio cada vez más angosto, 

al darme cuenta de que lo que había temido siempre, 

sabiendo que se lo había llevado otra,

cuyo nombre era la muerte.


Silvia O.





Comentarios

Entradas populares de este blog

CRÍTICA LITERARIA: HARRY POTTER

LA HISTORIA DE LEAH, LA JOVEN SIN LÍMITES (PARTE I)