LA CRUEL IDEOLOGÍA DEL HOMBRE PERFECTO - EPIDOSIO III: AMOR ENTRE REJAS

El sol radiaba en las cimas de las montañas alemanas en pleno 23 de mayo. La ventana de la casa de los Levi dejaba pasar la poca luz que alumbraba el centro del diminuto pueblecito judío. Acostados en la cama estaban la glamurosa alcaldesa de dicho pueblo, Rachel Beato, y el recién nombrado a capitán, Gerónimo Schneider. Parece extraño que en una misma cama no estuviera el simple cónyuge que deberían formar Rachel Beato y Abdías Levi; sin embargo, por la estrechas y pequeñas calles del pueblo se cotilleaba que Beato estaría cometiendo un gran delito de adulterio, sumamente castigado en aquella época. Y así era: la alcaldesa engañaba a su marido con un capitán nazi. Por parte de Beato era un poco hipócrita defender los derechos de los judíos (especialmente los de su pueblo) y, sin embargo, que anduviera en una relación con Schneider que, con solo una firma, podía mandar a todo el pueblo a un campo de concentración; aunque estaba decidido a que, si lo hiciera, él mismo se ocuparía de limpiar a Abdías Levi de todo documento en el que estuviera.

Schneider estaba totalmente enamorado de la alcaldesa. Tal era así que, después de cargarse a unos cuántos de judíos, acudía a la casa de Rachel, desalojada por su marido desde hace meses, para hacer algo más que hablar. La mejor amiga de Rachel y subdirectora administrativa de la alcaldía, Judith Bar-Simón, le motivaba a dejar de tener encuentros con el capitán pero, al enterarse de esto, dicha persona se ocupó de que Beato no tuviera malas influencias. Y no, no la mandó a un campo, quería deshacerse de ella personalmente. No quería que nadie arruinara su relación con su amada alcaldesa.

Tras una noche nevada en el pueblo, Beato y Schneider tuvieron más tiempo para estar juntos, ya que el capitán estaba de baja por un daño en el costado, que se hizo intentando salvar a un compinche del pelotón de soldados que el dirigía en una misión en Francia.

Después de aquella noche, las cosas entre el capitán y la alcaldesa estaban mejor que nunca; incluso iban de la mano por el centro del pueblo sin recibir comentarios, puesto que, quien se osara a desafiar el amor de aquellos dos, tenía dos finales sin elección a evitarlos: ser asesinados delante de sus respectivas familias o, asesinar a las familias delante de ellos. Nadie quería aventurarse a lo desconocido.

Tiempo después, el cambio hormonal que se producía dentro de Beato coincidió con el regreso de Abdías Levi, que al volver, notó el aumento de tamaño del vientre de su esposa. Era imposible que ese hijo no deseado fuera fruto de la relación, ya que, Levi, llevaba sin aparecer por esa casa desde hacía 7 meses, y el vientre de la alcaldesa hacía suponer que el organismo no llevaba más de 4 meses de vida en el útero de dicha mujer. Debido a esto, Levi denunció a Beato de adulterio, y fue sometida a duras prácticas de encarcelamiento; aunque después vino lo peor, la ficha en la que contenía los datos sobre la mujer constaba que era de origen judío, lo que alertó a los soldados haciéndola caer a un pozo sin fondo directo a los campos de concentración.

Meses más tarde, se le obligó a abortar a su bebé de casi 34 semanas, lo que hizo que Beato cayera en una depresión absoluta; aunque recibió ayuda emocional gracias al soborno anónimo de dinero que distribuyó Schneider al campo para que no fueran tan duros con ella. Al tiempo, Schneider apareció en el sitio para hablar con la muchacha, que tenía un aspecto esquelético y abrumador. Nadie sabe lo que ocurrió en esa sala, pero esa fue la última vez que Schneider y Beato estuvieron juntos, porque a la noche siguiente, sin razón, recibió un tiro de revólver, lo que alertó a su compañero de celda, Moshé Friedman, haciéndole llamar a la única persona que se había reunido con Rachel desde que estaba allí. Después, ya sabemos que pasó con eso.

Luis P. 

 


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